miércoles, 12 de octubre de 2011

El placer de viajar.


Recorrer el mundo, ver nuevas culturas, ver nuevos paisajes, romper con lo cotidiano es algo que nos hace crecer como personas. El poder viajar a cualquier lugar que deseemos nos da la oportunidad de desconectar de nuestra rutina y ampliar nuestros conocimientos en cuanto a lo que ignoramos. En cada viaje empaparnos de cada olor, de cada imagen,  de cada sonido que antes no sabíamos de su existencia es algo increíblemente maravilloso. El poder ver las diferentes formas de vida nos hace reflexionar de los privilegios o carencias que poseemos. Desde mi punto de vista admiro a aquellas personas que pueden viajar a tantos lugares como deseen. Ojalá yo pudiese ser una de ellas, pero dadas las circunstancias hoy por hoy no puedo permitírmelo. A veces nuestra razón nos pide una escapada a lo desconocido para evadirnos de nuestros problemas y en algunas ocasiones, ello nos permite viajar a lugares recónditos de nuestro interior. Nuevos parajes que te permitan explorar sus más profundos misterios, tradiciones que te permitan conocer un poco más de aquellas personas que habitan ese lugar, nuevos sabores inesperados… Todo esto hace que cualquier persona con hambre de saber cada día un poco más, ame viajar. Es una aventura que jamás queda en el olvido. Y hablando de una manera más personal, conocer la tranquilidad que respiran sus playas, la explosión de naturaleza y la presencia de monumentos que hacen de un lugar su sello de identidad, es un deseo que nunca desvanecerá hasta alcanzarlo. Porque cuando sientes la libertad de salir y descubrir lo desconocido, sí que es un verdadero placer.